domingo, 3 de noviembre de 2013

¿Dónde está Goofy?



“Los locos y los niños dicen siempre la verdad, por eso se han creado
los manicomios y los colegios”.
Perich

Si hay algo que siempre me ha dejado perpleja con respecto a los niños es su capacidad para adaptarse a los cambios y el poco tiempo que logran mantenerse enojados con una persona o respecto a una situación.
Honestamente tengo muchas partes de mi infancia bastante borrosas, pero muchas cosas que recuerdo giran en torno a solo alegría o preocupaciones tan pasajeras y fáciles de olvidar. Por lo general al ser niño no vives preocupado por el futuro. Vas viviendo día a día, el momento al momento sin pensar en lo que vendrá; sin tener miedo a las consecuencias. En cierto modo es bueno estar consciente de las consecuencias de los actos, porque puedes prevenir situaciones incómodas y/o problemas. Pero ¿qué pasa cuando tu vida misma se vuelve un problema en si porque tienes miedo de todo lo que tenga que ver con el futuro y lo desconocido?

Pienso que muchas cosas en la actualidad se solucionarían si el ser humano no viviera asustado por lo desconocido. Las guerras son ocasionadas por lo mismo, el de un país y sus líderes a quedarse sin ciertos recursos. Las enfermedades, ocasionadas por sentimientos que no se saben manejar, sentimientos que son desconocidos.

Un ejemplo que tengo muy presente para esto es mi hermano menor. A pesar de no ser tan menor ya, tiene 16 años, sigue siendo muy infantil en algunos aspectos. Es feliz con detalles y cosas tan simples. No le agobian muchas de las cosas que a sus compañeros sí. Lo único que el necesita al día para tener una sonrisa en casi todo momento, es tener un poco de tiempo libre. Si logró entretenerse un rato con sus bloques de lego o considera que comió algo delicioso, le basta para estar sonriente hasta que va a dormir.
Igual y no es un asunto de infancia o no su caso, pero me recuerda a un niño de vez en cuando. Hasta el momento no ha pensado que quiere ser de grande dice que decidirá cuando tenga que entrar a la universidad o que si no le gusta la carrera que escoja se cambiará y ya.
Por mi parte trato de aconsejarlo en todo momento y apoyarlo, tratando de no influir en su personalidad tan peculiar. Pero por otro lado quisiera aprender muchísimas cosas de él. Me cuesta mucho trabajo no estresarme con todo lo que tengo que hacer en un día. Mientras tanto lo veo a él haciendo todo a su tiempo. Tarea cuando debe, comiendo cuando debe, ayudando en casa cuando debe. Sin importarle en ese momento si aún tiene que sacar a pasear al perro, o si mi mamá le pidió que fuera por cierta cosa a la tienda o si al día siguiente tiene una exposición de la cual aún no se ha aprendido lo que dirá. Quizá él sabe que tiene que hacerlo, pero sabe que no ganará nada poniéndose nervioso. O igual y así es su personalidad y no analiza realmente cómo se comporta, quizás solo goza de una personalidad muy relajada y saca provecho de ella.

Otra característica que veo en mi hermano es su capacidad de perdonar. En un momento puede estar despotricando y pateando puertas, pero en cuestión de media hora a una hora ya se le olvidó y está hablando contigo como si nada.
Cuándo tenía él 8 años y yo 11, hubo una ocasión en que creí que se enojaría conmigo por un mes. Él tenía un peluche de “Goofy” que adoraba desde que tenía 4 años, pues se lo había regalado su madrina. Una vez que tuve que hacer una obra con marionetas o peluches tuve que pedírselo para efectuar mi papel. A fin de cuentas, después de la obra lo deje dentro de mi mochila, pero ésta quedó entre abierta en lo que estaba en receso. Cuando volví el peluche ya no estaba y jamás apareció a pesar de que hice esfuerzo por encontrarlo durante casi dos semanas.
Lo difícil fue cuando tuve que decirle a mi hermano. Lo que me daba más pánico era saber que su juguete favorito ya no estaba y era mi culpa. Que era muy importante para él y sobre todo su significado. Sí se enojó, obviamente, pues era su peluche favorito. Pero al cabo de una hora que le había dicho, llegó a hablarme como si no hubiera pasado nada. No pude ocultar mi perplejidad así que le pregunté si no estaba enojado todavía. Con la madurez de una persona mucho más mayor me dijo que entendía que no lo había perdido a propósito y que no importaba y me perdonaba.
Sinceramente conozco muy pocas personas a mi edad o incluso mayores incluyéndome que puedan decir eso respecto de algún objeto que les es muy importante.


Los niños son en muchísimas ocasiones personas con quienes es muchísimo más fácil convivir. Saben lo que quieren y no dudan en decirlo, saben cómo y cuándo lo quieren no dan vueltas al asunto. Por lo general no tienen miedo de las consecuencias trascendentales de sus acciones. Son honestos, compasivos, amistosos, creativos, inocentes, fáciles de contentar y hacer felices. Si un niño te regala algo es porque quiere hacerlo, no espera nada a cambio. Lo hace porque es algo que le gusta a él y lo hace feliz así que  le gusta compartir esa felicidad con otras personas. En estos casos hablo de niños a muy tempranas edades, pues lamentablemente a partir de los 6 años empiezan a aprender ciertas conductas no deseables de los adultos, como la envidia, a decir mentiras, etc.

Así que realmente pienso que todos deberíamos intentar aprender un poco de los niños, o más bien recordar como éramos en ese entonces. No siempre, claro está, pero sí en ciertas ocasiones, tal como a la hora de pedir perdón o perdonar a alguien; para no tener ese rencor o enojo que a fin de cuentas es cada quien el que sufre con ese sentimiento. No perder esa creatividad que quizás a muchos de nosotros nos fueron quitando cuando decían que no podrías pagar comida dibujando o que sería extremadamente difícil. Lo que la gente no se pone a pensar, es que un niño que dibuja o recorta o hace figuritas con servilletas planea vivir de eso. A un niño ese tipo de actividades solo le parecen entretenidas y divertidas, no quiere decir que piense vivir de eso cuando crezca.

Si no es rentable, ya se dará cuenta el solo. Pero si alguien más se lo dice únicamente irá perdiendo su creatividad, se irá limitando a sí mismo. Buscando actividades no porque le guste o quiera hacerlo, sino porque le dicen que es lo mejor para él sin cuestionarse.
Lo que pasará cuando sea grande es que tendrá resentimientos quizás contra sí mismo, o contra quien le dijo que no podría ser o hacer tal cosa. O tendrá problemas al conseguir ciertos empleos porque aunque sea ingeniero o doctor las compañías buscan creatividad a la hora de solucionar problemas. Y más si desea crear y establecer su propia empresa, se necesita muchísima creatividad para iniciar algo desde cero, así sea un puesto de tacos o una cadena de fábricas de ropa.
Creo que casi la mayoría de las personas podría estar de acuerdo conmigo en que sería un mundo mejor si conserváramos un pensamiento infantil a la hora de resolver problemas.
Las guerras no serían guerras, se transformarían en diálogos. Ambas partes estarían dispuestas a escuchar atentamente y a proponer soluciones razonables. Un adulto se deja llevar por emociones más fuertes aparentemente como el enojo, la tristeza, el rencor y el miedo. No habría tantas enfermedades porque sabríamos cómo manejar muchas de nuestras emociones. También muchos problemas comienzan porque no se dice lo que se debe decir. Si algo no te gusta no sueles decirlo tal cual porque está mal visto, o simplemente porque ¿qué van a decir de ti? La gente sería más feliz sin tanto estrés, pensaría en el día a día. Cosas como el trabajo y ciertas actividades se tienen que seguir haciendo pero no hay porque pensar demasiado en ello.
Conozco gente que vive espantada porque se va a acabar la gasolina en unos años. Si es un problema que se acabe la gasolina pero siempre habrá otras alternativas, hace años no se sabía de su existencia y la gente vivía tranquila sin ella.
Lo que yo haré con respecto a mí es que tratar de cambiar a partir de ahora cosas que sé que hago mal. Lo importante es darte cuenta que estás mal.
Es bueno en  muchas ocasiones reunirte con personas de las que sabes que puedes aprender, no sólo sobre una asignatura o tema, sino experiencias, comportamientos y conductas que te servirán en el futuro. Ancianos que no hicieron una carrera son fuentes de sabiduría invaluables. No podrán saber mucho de una historia que venga escrita en los libros, pero sabrán algo mejor porque quizás ellos estuvieron en el mundo cuándo aquella guerra o movimiento estaba sucediendo.
Tal vez no pueda cambiar el mundo yo sola, pero creo que si pongo mi granito de arena, junto con algunas otras personas que piensan como yo podremos ir generando un cambio a la humanidad.

Carmen Rivera Jiménez

Los niños del Cielo




Es una película iraní filmada en 1997. La historia comienza con Alí un niño de unos 8 o 9 años que lleva a arreglar los zapatos de su hermana Zahra, pero los pierde en el camino. Debido a que sus padres eran muy pobres, le pide a su hermana que no les diga pues tenía miedo de recibir un castigo por parte de su padre.
Durante buen transcurso de la película Alí y su hermana se turnan unos tenis blancos que pertenecían a él. Era bastante complicado porque Zahra casi nunca llegaba a tiempo para hacer el intercambio. Alí comienza entonces a tener problemas con el director de su escuela, le da  una última advertencia de que si llega tarde no lo dejaría entrar a clases y alguno de sus padres tendría que ir a hablar con él.
La siguiente vez que llega tarde, el director lo detiene y lo regresa a casa pero es ayudado por su profesor quien sabía que era muy buen estudiante. Se nota en ésta parte las buenas intenciones del profesor, quien realmente cree en Alí como buen estudiante que era.
Poco después se entera de una carrera en la que si quedaba en 3er lugar le darían unos tenis. Es entonces cuando decide entrar y ganar el par de zapatos para su hermana. Mientras tanto al papá de Alí le empieza a ir mejor porque consigue trabajar de jardinero en los vecindarios adinerados.
La película te recuerda que hay que valorar cosas que parecen tan sencillas como un par de zapatos. Además de la inocencia y perspectiva que tienen los niños. Un problema que podría ser grande para sus padres, lo manejan discretamente compartiendo y ayudándose entre ellos.


Porque los geeks son mejores... Parte II



Los pros y contras de mi empleo
Cada día que llego el trabajo, no entiendo por qué repentinamente me da un sueño terrible. Entiendo que al trabajar y estudiar no es muy fácil conseguir las 7 horas de sueño recomendadas. Pero pareciera que en automático en cuanto pongo un pie en la empresa comienzo a bostezar. Hasta parece un instinto, el cual se acentúa cuando tengo que dirigirme a mi lugar y tomar mi “headset”.  Los bostezos se hacen cada vez más intensos y probablemente si no tuviera personas gritando de vez en cuando en el teléfono podría quedarme dormida en cuestión de instantes.
Una de las cosas que más molesta de mi trabajo es la monotonía. Cada llamada que tengo es un caso repetido mínimo 5 veces al día. En cuanto el cliente comienza a hablar, sabes en automático qué está sucediendo, qué le vas a decir, qué te va a contestar y que al final de cuentas no podrás ayudarle de mucho ya que en verdad el crédito para su situación no aplica.
Lo bueno es que de vez en cuando, te llegan situaciones sumamente extrañas, a las que solemos llamar situaciones monstruo. Hay algunas que incluso te entretienen y causan muchísima gracia. Por suerte existe la función de poner en espera al cliente para que puedas reírte a gusto por unos momentos.  El caso de estas situaciones monstruo es que son tan fuera de lo común que te sacan de la rutina, aprendes más cosas sobre el sistema, políticas de la empresa, etc.
De entre esas llamadas, la más divertida que puedo recordar es cuando me llama una clienta de Chicago. Por su voz supuse que era bastante mayor. Agradecí que me fuera contando como historia su situación ya que me tuvo entretenida por más tiempo. El punto era que había tenido que llamar a un técnico porque llevaba un mes teniendo problemas con su caja de cable. Usualmente los clientes están conscientes de que si reciben a un técnico va a haber un cargo en su siguiente factura, cosa que muchos deciden ignorar a conveniencia para llamar y obtener crédito. Pero esta señora no protestó por el cargo como era rutina. Lo cual me hizo preguntarme por unos minutos, si no habla por el crédito, entonces ¿qué quiere?
Cuando llegó a la parte de que el técnico era muy amable y un pan de dios, pero…  Esa frase que siempre termina en se robo mi televisión o algo por el estilo, se convirtió de repente en un: ¿es una broma? Para mí. El técnico se había quedado dormido en su sillón por dos horas y la señora no tuvo el corazón de despertarlo. Honestamente no hay mucho que hacer en esos casos, mientras no hubiera daño a la propiedad del cliente no podría haber ningún reembolso, además el técnico si había solucionado el problema. A fin de cuentas lo único que pude hacer fue, ofrecerle HBO gratis por 3 meses por el “inconveniente”.
Ahora para los ejemplos no tan buenos. Está el típico, no tuve cable por 6 meses y quiero el crédito por esos 6 meses… Ajá, y no tuvo tiempo de marcar en esos 6 meses para avisarnos. Si no sabemos que no tiene servicio pues no podemos arreglarlo. O mínimo tener en el sistema registrado que no tuvo cable para tener pruebas y aplicar crédito. No entiendo cómo la gente puede pensar que tiene la razón en esas situaciones. O de plano es tanta su necesidad de no pagar que inventan cosas y se las creen con tal de conseguir lo que quieren. El otro es “no tuve servicio por un dos semanas porque me lo interrumpieron así que quiero el crédito”. Pues sí, le interrumpimos el servicio porque no pagaba, así que tiene que pagar esas dos semanas más lo que sí usó porque no es culpa de la compañía.
En fin, cada día hay muchísimos clientes enojados, pero otros muy amables que lo compensan al hacerme plática por un momento y distraerme.  Además de las situaciones monstruo que siempre me dejan un conocimiento nuevo.
 Lo que puedo concluir es: para tener un trabajo en el que me sea rentable el transporte y me quede una parte para colaborar con mi colegiatura, tiene que ser por ahora aguantar estadounidenses enojados y un poco molestos. Sin embargo creo que hay bastante oportunidad para desarrollarme laboralmente en esa empresa. Principalmente ya no tendré problema para conseguir algún trabajo que pida niveles avanzados de inglés ni para desenvolverme con clientes. Por otro lado también está aprender cómo se maneja una empresa formal. Y actualmente enfocándome en mi carrera, veo mucho crecimiento para un ingeniero en sistemas en un call center, ya que casi todo depende de sistemas y programas.

Porque los Geeks son mejores… Parte I




La discusión sobre hábitos alimenticios
Algo que me mantiene perpleja es, sin duda,  la ignorancia de cierta gente a la hora de escoger sus alimentos. Decenas de personas consideran dieta comer una manzana al día, un hábito alimenticio sanísimo.


Sí, por supuesto que una manzana al día te hace mucho bien, pero ¿qué hay de toda la comida chatarra que comen durante el resto del día? Las papas, refresco, dulces, tacos nadando en grasa, etc.
Sin duda podría seguir con esa lista a lo largo de más renglones pero ese no es el punto. Un buen hábito alimenticio se inicia desde que te levantas en la mañana. Para toda la gente que se va a la escuela, trabajar o lo que sea sin desayunar ya arruinaron gran parte del esfuerzo. No es nada sano comenzar actividades sin alimento, el cuerpo utiliza los alimentos a lo largo de la noche por lo tanto necesita nutrientes y energía para iniciar el día.
Entiendo que los tiempos han cambiado y el estilo de vida es muy agitado ahora, pero aún así toda la gente debería poner atención a su salud. Si no se tiene el tiempo necesario en la mañana, pues deberían dejar un sándwich con jamón y vegetales preparado en el refrigerador, una barrita energética junto con una fruta y un frasco de yogurt bebible no consumen más de 10 minutos.
Volviendo al tema de la incoherencia, el otro día vi en mi trabajo una escena bastante “simpática”. Mientras estaba en la fila esperando a que me atendieran, la chica que estaba delante de mí, bastante robusta para mi gusto, le dice a la muchacha que atendía: “Hola Susy, ¿cómo estás?”, por lo que intuí que era clienta frecuente. Después de unos instantes de charla la muchacha de la cafetería le pregunta si iba a llevar lo de siempre. La otra chica responde: “No Susy, estoy a dieta así que dame una ensalada por favor”. Nada de eso iba mal hasta que note la manera en que la chica de la dieta terminaba de preparar su ensalada. Después de chorros de aceite de oliva, otros tantos de aderezo ranch, más el pollo frito que incluía ya la ensalada, unos puñados de aceitunas y por su puesto su Coca-Cola.
Por respeto solo me dediqué a observar pues me hubiera visto muy entrometida sugiriéndole cómo preparar su ensalada. Aunque claro hubiera sido muy bueno que la chica estuviera consciente de que no por comer lechuga vas a adelgazar. Por supuesto que es muchísimo más sano que una hamburguesa, pero el exceso de grasa que le puso a la ensalada no ayudaría en nada a su régimen para reducción de peso.
Después de ese incidente trato de poner más cuidado en mi alimentación, más de lo que normalmente hacía. Al parecer datos numéricos en cuanto a proteínas, grasas, azúcares y vitaminas necesarias es ignorado por un alto porcentaje de la población.
La única recomendación que se me ocurre, es que cada uno trate de limitarse a sí mismo la comida chatarra para los fines de semana. No sólo veríamos mejoras en la salud y apariencia física, sino también económicas. Definitivamente es más barato comer un sándwich, lonche o guisados hechos en casa que estar comprando comida en la calle.